Hablándole a Virus y Bacterias. Aporte de Agustín Mackenzie.

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A ti te hablo (Virus, Bacteria, SIDA, etc.) para que en nombre de la paz armoniosa universal, tú y tu familia, despertéis tomando conciencia del amor divino y de vuestra situación. ¡Despertad por Dios despertad!, ¿no veis que estáis muertos en vida?

Hermanos: en estos momentos existís en un plano energético que no os corresponde. Deseáis alcanzar la felicidad, pero si no resucitáis es imposible que la obtengáis, porque continuáis creyendo que existís como antes, en vuestro mundo. No es así, os habéis transformado y camináis contra-corriente, dañando a vosotros mismos y al resto de habitantes originales de ese nuevo lugar en el que vivís, perjudicándoles con vuestra presencia. Si abrís los ojos de la sabiduría, veréis que los efectos de vuestras acciones erróneas, os repugnarán tanto, que cambiaréis la esclavitud de la personalidad, por la liberación de la unidad compartida. Sentid la calma y el amor de la quietud vacía (silencio durante un momento).

Disfrutad conscientemente del sosiego divino... y ahora, haceros conscientes del sufrimiento que provocáis inconscientemente, solo porque proseguís durmiendo y soñando, con la idea de que el emplazamiento en que os desenvolvéis debe ser conquistado para sobrevivir vuestra especie. ¡Despertad por Dios, despertad! Es una pesadilla lo que estáis viviendo, comprended que esa anhelada victoria, es el reflejo de vuestra propia muerte. Solo el despertar de la esencia puede haceros comprender que sois los asesinos de unas células que fallecerán al mismo tiempo que vosotros ya que causa-efecto es una ley necesaria para que recibáis lo mismo que dais, con el objetivo de que recibáis bruscamente sintiendo lo que habéis hecho sentir.

En nombre del amor universal, te invoco ayuda con la potencia invencible de la felicidad, para que tú (Virus, Bacteria, etc,) recobres tu conciencia despertando a la paz. ¿Despierta y deja ya de actuar contra la naturaleza equilibrada! Busca en ti la morada de tu alma, sirviéndote a ti misma como la mejor aliada. Aprende a amarte y amarás, ayúdate primero para ayudar y compréndete para despertar. Busca tu calidad vital propia para saber ayudar amando. Deja ya de adulterar la naturaleza de felicidad de este organismo

Aquí el terapeuta o el mismo paciente aplica con sus manos luz blanca, para alumbrar el entendimiento universal para convertirlos (los virus , las Bacterias etc), día tras día al Orden Cósmico Divino.

Por último se dirigía a las DEFENSAS DEL ORGANISMO y del sistema inmunitario para reforzar la programación de su misión así:

Benditos seáis los defensores de este cuerpo que no habéis dejado de amar a quien sumidos en su ceguera, se anulan mientras intentan destruiros, sin poder distinguir todavía el verdadero sentido de la vida y de la muerte.

La eternidad vital está con vosotros, porque conocéis la inexistencia mortal. Controlad el instante en el que el (Virus, Bacteria etc) conecta con vosotros y con paz amorosa trasmitidle el mensaje sin que la desesperanza sumida en el miedo al dolor os aprese. Comprended que tanto ellos como vosotros caminan por el sendero de la transmutación. Su alma al igual que la vuestra, emigra a través de cuerpos y formas diferentes. Todos los seres, incluidos el Virus y las Bacterias, son el efecto de su karma actual y pasado y acuden al lugar donde pueden cumplirlo. Por eso vosotros, que en apariencia os enfrentáis como enemigos, sois en realidad hermanos que cumplen un karma común. La luz de la inteligencia perdura con cada mutación y transmutación, realizadas hacia nuevas formas de existencia y cada una de ellas son una estación que acercan al bienaventurado a la ciudad del amor.

Vuestros hermanos Virus y Bacterias vagan dirigidos por sus egos de pasión y pecado, pero vosotros que sois los defensores de este mundo (el mundo que es el paciente) purificados de errores y liberados de la esclavitud virtual dependiente, le transmitiréis en ese contacto aparentemente mortal, el “toque” de vuestra correcta sabiduría y así como una madre arriesga su vida para proteger y salvar la vida de un hijo, vosotros arriesgaréis vuestra estructura actual de linfocitos para salvar con valentía espiritual a aquellos que dormitando en su litera mortal anímica pretenden dominaros, matándose ellos mismos, ignorando que la muerte no existe y que solo cambiarán de forma, arrastrando sus propios errores por el eterno desierto de la ignorancia.

Vosotros sois los vencedores, porque os habéis liberado del apego, del sufrimiento egoísta. Y la verdad de vuestra liberación os concede la inmortalidad de la vida celestial.

Si tocas con la verdad a quienes intentan eliminaros, la fuerza y la inmunidad al error os harán impermeables a todo lo negativo y contrario a vuestros puros conceptos. El planeta en el que vivís (o sea mi cuerpo o el cuerpo de este paciente) seguirá existiendo en su misma fisonomía para que cuando el volcán haga explosión (se refiere a cuando el paciente saque toda su manera errónea de ser y de ver la vida), será limpiado de cualquier especie (virus o bacteria) que no haya evolucionado hasta la realidad. Así que ese (este) cuerpo, ese (este) mundo, quedará brillante como la luz en la oscuridad, como a un objeto al que se le ha retirado el polvo acumulado durante mucho tiempo y que intentaba ocultar su belleza.

A partir de ese momento, vosotros os multiplicaréis velozmente, ya que cada segundo de vida, representará la ampliación necesaria del espacio-tiempo que perteneciéndoos os estaba siendo arrebatado y aquellos seres que os atacaban y desperdiciaban la amorosa sabiduría que intentabais trasmitirles, se transformaran bruscamente en vuestros servidores, para que por obligación absorban esa sabiduría sin utilizar su propia inteligencia.

Amad pues a los que se presentan como vuestros enemigos, pues son solo seres que os ayudarán a conseguir más paz y verdad, si sabéis dársela impidiendo que os arrastren hacia su egoísmo.

Linfocitos: vuestro es el triunfo, porque existís despiertos y vivos, con la misión de amar y ayudar defendiendo este universo material que os habla y en el que ahora habitáis, para que se vea recompensado por la victoria de la perfección y la no identificación con el error.

(Repetir cada día)